#conociendo a Rixon
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Conociendo a: Rixon
A D V E R T E N C I A D E S P O I L E R
Nombre: Rixon.
Libro: Saga Hush Hush
Localidad: Coldwater, Maine, USA.
Edad: indefinida (aunque representa 20 aprox)
Especie: ángel caído
Historia:
Rixon es un ángel caído al igual que su mejor amigo, Patch Cipriano. Rixon sabe todos los secretos de Patch y ha estado a su lado durante siglos
La primera aparición de Rixon fue en el primer libro de la saga, pero adquiere mucha más relevancia en el segundo libro Crescendo. Su vasallo era “La mano negra”, el padre biológico de Nora. También asesinó a Harrison Grey.
En Crescendo, Rixon comienza a salir con la mejor amiga de Nora, Vee.
En Crescendo, Rixon trata de matar a Nora, ya que ella es la hija de su vasallo nefilim, esta sería la única manera de convertirse en humano. Cuando Patch lo descubre, encadena a Rixon en el infierno.
En Finale, Rixon escapa del infierno y trata de atacar a Nora. Por supuesto, no tiene éxito y es mandado de vuelta al infierno.
Fisicamente:
Nora describe a Rixon como alto y larguirucho, con el cabello negro azulado y nariz aguileña.
Psicológicamente:
Rixon es presentado como un personaje bastante simpático, con carácter de chico malo, nunca es realmene serio, se le ve que es bastante leal a su mejor amigo, Patch. Tristemente se ciega para conseguir su objetivo (convertirse en humano) y nos deja ver como es realmente Rixon.
Mi opinión:
Personalmente, me encantaba Rixon, amaba su amistad con Patch, siempre juntos, siempre apoyandose. Me sorprendió bastante descubrir todas esas cosas sobre él. Rixon era esa clase de personaje que uno llega a tomarles mucho cariño.
Sin embargo, debo decir que “lo entiendo” (entre comillas) a veces queremos tanto algo, que somos capaces de cualquier cosa con tal de conseguirlo, aunque no sea la mejor manera de hacerlo.
En fin, me encantaba Rixon, y siempre que releo Hush Hush me encanta, aunque después lo odie profundamente jajajaja. Como todos, es un personaje con defectos y que tristemente paso de ser un personaje simpático secundario a uno de los antagonistas de la historia.
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Hush, Hush - Capítulo 19
Llegué al Delphic unos minutos después de dejar a Nora en casa, junto a su madre. Tenía el estómago revuelto, algo no andaba bien. Tenía la necesidad de permanecer con ella y protegerla, pero no podía hacer eso. No todavía. Tenía algo un poco más importante que hacer: descubrir el paradero de mi vasallo. También quería encontrar a barba, pero eso podía dejarlo en un segundo plano. Después de todo, él tarde o temprano aparecería a reclamar la sangre de Nora.
Rixon se encontraba en la cima del arcángel. Sonreí, recordando las veces en las que me reprochaba mis continuas visitas al lugar; no me di cuenta cuando sucedió el cambio de papeles. Vuela, pajarito dije en su mente. Me miró, me enseñó el dedo del medio y bajó de un salto de la atracción. Se acercó a mí con una sonrisa petulante en su rostro.
—Estas no son horas de llegar, Jovencito—dijo, con voz aguda. — ¿No pudiste pasar la noche con Nora?
Bufé.
—Estaba su madre.
—Oh, ¿Pero lo pensaste, si quiera?
Sonreí.
—Tal vez.
Rixon se acercó a mí y me dio un puñetazo en el hombro, juguetonamente. Le empujé el brazo lejos, y él enarcó las cejas, con una media sonrisa burlona. Di un paso atrás y me preparé: Se abalanzó sobre mí, golpeando mi espalda, tratando de alcanzar el punto crucial entre mis alas. Solté un gruñido y lo empuje, haciéndolo retroceder un par de pasos. Rixon reía.
—Estás blando, amigo mío. ¿Desde cuándo me dejas tocar tu espalda? —preguntó, riendo todavía.
Conecté mi puño con su estómago.
—No digas estupideces, Rixon.
—Oh, ¿Mi hermanito menor está enojado? Buh.
— ¡Tenemos la misma edad, idiota!
¿Hermanito menor? Que no me joda. Entramos y salimos del cielo a la par. Y hablando humanamente… Bueno, en tal caso, yo sería mayor que él.
Di por terminada la pelea cuando lo dejé tendido en el piso, con el labio sangrando.
—Cuando puedas terminar una pelea sin ninguna herida, vuelve a enfrentarme—le dije, burlándome.
Me tendió la mano y, sujetándola, lo ayudé a ponerse de pie. Nos sentamos en el suelo, junto a la entrada que daba a los túneles mientras observábamos la noche alrededor. El arcángel estaba cerrado por una falla técnica que supuse la había provocado Rixon, así que todos los humanos pasaban a un par de metros de distancia de nosotros. Pasando la mano por su boca, Rixon se inclinó hacía un lado y escupió sangre.
—Creo que me has roto un diente—dijo, maldiciendo por lo bajo.
—Ya.
— ¿No vas a disculparte?
—No.
— ¿Por qué?
— ¿Por qué lo haría, Rixon? —pregunté.
Él se encogió de hombros.
—Si esa chica te estaba enseñando a decir por favor, supuse que también te enseñó a pedir perdón—dijo.
—Ella no me está enseñando nada.
—Oh, pero ya quisieras.
Le di un empujón al captar el doble sentido de sus palabras, y luego nos quedamos repentinamente serios. Sólo escuchábamos el rugido de las personas que subían a las atracciones, pero justo en ese momento, éramos invisibles.
—A mí también me gustaría ser humano—dijo de pronto, él.
No me sorprendí. Nueve de cada diez ángeles que caían, normalmente lo hacían con el propósito de conseguir un cuerpo humano. Con el deseo ferviente de que la historia que cuenta el libro de Enoch sea cierta.
— ¿Has tratado de localizar el descendiente de Barnabas? —le pregunté.
Volvió a encogerse de hombros, y escupió de nuevo también.
—He tratado, sí. —dijo. —Sigo tratando. Y ya casi la encuentro.
—Bien.
—Sin embargo…—dudó. —Aún no estoy muy seguro. Hay algo en toda esta idea de ser humano que no me agrada.
Lo miré.
— ¿Qué cosa?
Suspiró, escupiendo por tercera vez. Imaginé que más que sacarle un diente, le había causado una hemorragia.
—Aún no estoy del todo seguro de que quiera morir en unos años.
La muerte. El gran final que nadie espera. Bueno, nadie que yo conozca. Ni siquiera estaba seguro de que aceptaría morir al pasar unos años… Aunque lo más seguro es que aceptara la muerte con los brazos abiertos. Estaba cansado de no vivir. De sentir todo a través de una pared de hielo. Era injusto, como mi cuerpo recibía de buen grado mis emociones, pero no podía transmitirme las sensaciones. Me enojaba ese hecho. Por largos años deseé encontrar alguna manera de poder sentir… Tuve sexo, bebí, peleé, aposté, pero nada conseguía llenarme. Ni siquiera aquella chica que conocí al caer. Era frustrante.
—Hemos vivido demasiado, compañero—murmuré.
— ¿Qué tiene de malo vivir unos pocos siglos más? —preguntó.
Sonreí.
—Nada, supongo. Pero en unos pocos siglos, no habrá descendientes—le recordé.
—Ya. No habrá más oportunidades para ser humanos—murmuró.
Asentí lentamente.
Exactamente.
—Y tú, ¿Qué harás entonces? —preguntó.
Fruncí el ceño.
— ¿A qué te refieres? —inquirí.
— ¿Vas a matar a Nora Grey? Es la única oportunidad que tendrás de ser humano—dijo, mirándome fijamente.
Yo todavía deseaba ser humano.
Pero también deseaba estar con Nora.
Ahora mismo, sólo quería una cosa. Pero también solo necesitaba una. Necesidad gana a deseo, ¿no?
—La verdad es que no creo que pueda matarla, Rixon—murmuré, pasando las manos por mi cabello. —En ocasiones quiero, lo planeo, lo evalúo, pero cuando llega el momento de llevar a cabo el plan, cambio de parecer. Es como si con sólo mirarme pudiera detener hasta la peor parte de mí.
Por un momento creí que reiría, pero no. Se limitó a mirar al infinito, como si pensara, como si evaluara algo. Me contuve de preguntarle; tampoco entré a su mente. Llevaba años conociendo a Rixon, compartiendo con él; lo consideraba un hermano para mí. Si él necesitaba que yo supiera lo que pensaba me lo diría; no me sentía capaz de inmiscuirme en su vida así no más. Lo respetaba. Y él me respetaba a mí.
—Estás enamorado—afirmó.
Me sorprendió que fuera una afirmación y no una pregunta.
— ¿Lo estoy? —pregunté.
—Lo estás.
Sacudí la cabeza.
—No, no lo estoy.
—Corrección: No quieres estarlo. Pero lo estás.
���Que no. —insistí.
—Que sí. —dijo él.
—No.
—No.
—Sí.
—Ahí está, lo has aceptado—dijo, riendo.
Le di otro empujón, causando que maldijera y volviera a escupir.
— ¿Planeas quitarme un brazo, también?
Reí.
No estaba enamorado de Nora. No podía estarlo. Bueno, aunque realmente no lo sabía. Nunca me había enamorado, no de verdad. Y Rixon tampoco, así que él no tenía razón en esto de ninguna jodida manera.
— ¿Qué plan tienes hasta ahora? —preguntó él, mirándome.
—Encontrar a Chauncey.
— ¿Y qué harás cuando lo encuentres?
—Voy a matarlo.
—Es inmortal, ¿Se te olvida? —se burló.
—Tiene que haber una manera—le espeté.
— ¿Y si no la hay?
¿Siempre tenía que ser tan negativo, joder?
—Si no la hay, voy a desmembrarle el cuerpo pieza por pieza, y las encerraré cada una en un cajón para que no pueda regenerarse, si es que lo hacen. Luego enviaré cada caja a un país diferente, y ordenaré que quemen cada pieza que entregue. Si eso no le causa la muerte, encontraré otra forma—dije.
—Barnabas va a odiarte por el resto de su vida—dijo Rixon, riendo.
Me encogí de hombros.
—Lo que tú vasallo piense de mí me importa una mierda.
—Ya lo sé.
—Bien.
Otro minuto de silencio. Ya Rixon no sangraba tanto, pero imaginé que estaba agotado. Sin embargo, volvió a hablar:
—Tiene una hija.
— ¿Quién? —Pregunté, curioso.
—Barnabas.
— ¿Y bien? ¿Te convertirás en humano?
Se quedó en silencio el tiempo suficiente como para imaginar que no quería darme esa respuesta, al menos no todavía. Desvió sus ojos de nuevo al infinito, y suspiró, escupiendo sangre en el suelo una vez más.
—No sé cómo se llama—dijo. —De todas formas, si tú no te conviertes en humano tampoco lo haré yo, hermano.
Sonrió, pero había algo en aquella sonrisa que no me convencía. Algo que ocultaba. A pesar de saber que mentía, no quise insistir. Ya me lo contaría en su momento. Tal vez era complicado, o tal vez se había enamorado también de la chica, igual que yo.
Bien, definitivamente no estaba enamorado. No lo estaba. No lo estoy. Punto.
— ¿Has sabido algo de Barba? —le pregunté, desviando el tema.
Se encogió de hombros.
—Sólo que se fue por una temporada. ¿Por qué?
—Pienso matarlo, también.
— ¿Por la chica?
Iba a decir que realmente era por mí, pero no era cierto. Después de todo, era la vida de Nora la que corría peligro.
—Oh, sí. Por ella.
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